Acaba el año. Objetivo cumplido. Un año de fotos (con una ausencia) que registran el paso del tiempo por uno de los árboles más singulares de nuestra ciudad. Y bien dicho el paso del tiempo por el árbol, porque por el árbol parece que no pasa el tiempo. Resulta interesante comprobar cómo a lo largo del año, los cambios no son espectaculares, casi pueden llegar a pasar desapercibidos para el ojo no experto. Y es que los cambios son lentos, muy lentos. En ello radica su longevidad.
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martes, 8 de diciembre de 2009
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